lunes, agosto 06, 2012

¿CUÁL FELIZ CUMPLEAÑOS?


Hoy 6 de Agosto mi ciudad cumple 474 años, fecha y cifra que al menos el 70% de sus habitantes desconoce o ignora. Bogotá celebra su onomástico hecha ruinas, destrozada por años de invasiones, perdida su cultura, perdida su identidad, gobernada por foráneos. Esta ciudad no es un crisol de culturas es el pozo séptico de Bacatá.

Bogotá cumple años gobernada por un remedo de alcalde,  que no tuvo ni siquiera la decencia de nacer en esta tierra. Bien llamado Petro - de la raíz latina Piedra - es como una piedra en el zapato, como un cálculo en un riñón. Con un pasado y un presente oscuros es un personaje nefasto. Exguerrillero, pusilánime incluso como disidente fue encarcelado, juzgado y condenado por posesión y porte ilegal de armas siendo concejal de Zipaquirá. Se acogió a una amnistía bajo las banderas del M-19 pero el delito por el cual fue condenado, aparentemente, era asunto juzgado, situación por la cual está siendo investigado. Mal político, lleno de ideas volátiles es un pésimo ejecutor, destructor de minorías, palanca del conservatismo, de lengua viperina y lastimero quejido. Vendió su voto para procurador al mejor representante de la ultraderecha conservadora que supuestamente combatía como guerrillero. Situación que le valió el apoyo de éste en la investigación que debería terminar con su destitución.  Se auto denominó el adalid de la condena a la corrupción del gobierno de Samuel Moreno y de Álvaro Uribe pero no asistió como senador al debate de control político que le hicieron al entonces ministro de agricultura Andrés Felipe Arias por el escándalo de AIS. Como alcalde no ha explicado porqué recibió 80 millones de pesos de Lorena Suarez, asistente de los Nule. Nombró en su gobierno a personajes nefastos como Wilson Martínez Andrade, Alejandro Botero y Vladimir Fernández, calanchines y/o exempleados del grupo Nule. No ha cancelado los contratos de parqueaderos y grúas que tiene el mismo grupo con el distrito y tampoco se ha pronunciado respecto del millonario contrato que tiene Aguas Kapital con el acueducto. Ha hecho 53.984 contratos por $1,9 billones y de éstos el 75,1% ($1,4 billones) han sido adjudicados a dedo, o sea sin licitación pública, y como si eso fuera ya poco, su esposa, suegro y concuñado tienen contratos con la empresa de acueducto y otras entidades distritales. No fue gratis que Daniel García Peña, exdirector de relaciones internacionales de la alcaldía, le escribiera en su carta de renuncia "Un déspota de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser déspota". ¡Un hampón es lo que es! dice en su página web que creció en casa de bareque y lavando ropa pero ahora quiere subir a estrato 6 al mejor estilo de sus coterráneos Miguel, Manuel y Guido; y como ellos terminará vendiendo hasta su colección de gafas de marca para pagar abogados. Ojala todavía hubiera suficientes Bogotanos como los que sacaron a Jorge Eliecer Gaitán de la alcaldía por peatonalizar la séptima - cosa que ya hizo este hijo adoptivo del Paráclito procurador y de la puta Iglesia - para ver cómo le iba, para devolverlo a su Córdoba querida de una patada en el culo y sin tiquete de regreso.

Bogotá cumple 474 años gobernada por un concejo pusilánime e inútil. Todas las denuncias que se han hecho en contra del alcalde han pasado inadvertidas ante este concejo de mentiras. No ha valido que el mismo contralor de Bogotá le abra investigación, ni que desde la cámara de representantes tilden su situación de “preocupante cuando menos”. Todo se le pasa a este concejo de ciegos, sordos y mudos. Mudos como aquellos concejales que  se subieron a sus cargos levantando la voz por las minorías pero callaron ante la arbitrariedad de la que fue víctima la minoría taurina de Bogotá. Hato de hipócritas y mentirosos. Políticos zalameros y rastreros, sigan comiendo de la mano del déspota.

Con motivo del cumpleaños de mi querida ciudad esta partida de bandidos y su sequito de esbirros empapelaron la ciudad con carteles que invitan a celebrar la “diversidad” a través de festejos y espectáculos. ¿Qué diversidad? La invasión, el destrozo, la rapiña. ¿Quién celebra esta masacre?. ¡Imbéciles, Hipócritas!. Ellos y sus antecesores acabaron con la ciudad y sus tradiciones, se robaron el espacio y el erario público, acabaron con los cerros, contaminaron los humedales y taparon las quebradas, manejan como simios, se comportan como cerdos, volvieron esta ciudad invivible, inviable, insoportable. Son la lepra que carcome la cara de una ciudad centenaria. Esa ciudad que cada día sufre su indolencia e imbecilidad. No entienden el concepto de civilidad. No respetan ni ley, ni tradición. Viven como parásitos intestinales aprovechándose de la riqueza de esta tierra para permanecer anhelando tierras lejanas, quejándose del desorden y la suciedad que ellos mismos producen. ¡Lárguense! les digo yo, acá sobran, dejen de robarnos el aire, el espacio, la ciudad.

Bogotá cumple años sin una joya en su corona, sin la espada que canta su himno. La Plaza de Toros la Santamaría es ahora otra cuenta en el collar de medidas populistas del inepto alcalde. Por cuenta de sus alcaldadas en el magnífico coso Bogotano solo se ven espectáculos bobalicones y lastimeros. Distracciones mediáticas cargadas de sentimentalismos baratos que bien se venden al mejor postor, que siempre es el alcalde o uno de sus esbirros, o al más pendejo de los espectadores. Nada que ver con las épicas tardes que le dieron nombre y forma a la mejor Plaza de Toros de América, que le otorgaron peso a esta ciudad en todos los rincones del medio taurino. Hasta el nombre quiere cambiarle a la Plaza éste cordobés desterrado que se cree Bogotano, ¡parasito! No merece pisar esa tierra. La Plaza es de Toros y se llama La Santamaría, como su constructor y fundador, así la bautizaron en 1931 los Bogotanos y así se queda.

Por eso llámenme para celebrar el cumpleaños de Bogotá cuando un Bogotano de verdad sea alcalde. Llámenme cuando como parte de la celebración juzguen y condenen a los Nule, los Moreno, Los Velez, Los Uribe, Los Peñaloza, Los Caicedo Ferrer, Los Petro y a toda esa jauría de hienas que han devorado y siguen comiéndose esta ciudad. Ese día celebramos con pasillos y bambucos, con ajiaco, fritanga y puchero, celebramos con gente culta, celebramos los que queremos esta ciudad, celebramos en la Plaza de Toros la Santamaría. Mientras tanto no me llamen que no hay motivos para celebrar.